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Mamá y papá presentes en tu corazón


Tus padres fueron la puerta de entrada a la vida. Sin ellos no serías quien eres. En las sesiones de padre y madre de Freedom Healing trabajamos la visión que tenemos de ellos para reconocer a los padres en nuestras propias actitudes. Cuando logras ver en ti a tus padres, harás un gran cambio en tu vida. Tú heredaste de ellos tanto los aspectos limitantes como los constructivos. En las sesiones activamos aún más esos aspectos constructivos y trasmutamos los limitantes. Honrar la puerta de entrada a la vida te permite honrar la vida y la de tus descendientes. Los conflictos que tienes en tu vida son reflejo de la relación que tienes con tus padres.

Cuando logras ver a tus padres en ti, logras empoderarte de tu vida y comienzas a escribir tu propia historia.

En las sesiones de Padre Interno y Madre Interna de Freedom Healing converso con el consultante sobre sus padres con la intención de devolverle una imagen reconstruida de ellos.

Un día vino una consultante que nunca había conocido a su padre. Ni siquiera sabía su nombre. Su mamá la dejó en un orfanato cuando era bebé y nunca fue adoptada. Vivió ahí hasta los 14 años, cuando una empleada del lugar decidió llevársela a su casa porque ella se jubilaba y le tenía mucho cariño.

Esa sesión fue un cambio de paradigma para mí, porque otras veces que me habían tocado casos “parecidos” me había enfocado en la figura paterna de crianza.

Mientras hacíamos la meditación de inicio con mi consultante sentí como mi Ser Superior me decía y mostraba como con la sesión de Padre se podía sanar esa relación sin saber ni siquiera el nombre del papá. El uso de los potenciales espirituales es tan poderoso, que podemos sanar y honrar esa relación aún sin conocer a la madre o el padre.

En otras ocasiones me ha pasado que los consultantes me cuentan que les cambié la visión que tenían de su padre o madre. De ser los villanos a ser casi los héroes…al revés es muy difícil y normalmente esas personas son las tienen mas conflictos en su vida. Cuando alguien considera “santo” a su padre o “santa” a su madre, es muy complejo de trabajar. Amo a mi padre y lo considero un hombre espectacular, pero reconozco que es un hombre algunas veces miedoso. Ver el lado limitante del padre no es criticarlo ni deshonrarlo, todo lo contrario, es ver como, a pesar de sus limitaciones, ha logrado ser quien es o quien fue.

Un consultante veía a su padre como un hombre tacaño, maltratador, abusador de su madre. En la historia que me contó de este “villano” figuraba un hijo extra matrimonial. El conocía de la existencia de ese hermano porque fue su padre quien se lo contó, ni bien el niño nació. Él ya era adulto cuanto esto pasó, y hasta tenía sus propios hijos, pero igualmente la rabia y el dolor que le generó esa situación hizo que la relación con su padre empeorara.

Cuando me contó como había sido la historia, y comenzamos a activar potenciales y a canalizar información, mi Yo Superior me muestra una imagen en donde se manifiesta la honradez del padre de mi consultante al asumir su responsabilidad frente a este nuevo hijo.

Mi consultante estaba sorprendido porque nunca había visto esa imagen. Decir la verdad, a pesar de todas las consecuencias, demuestra una gran fortaleza por parte de su padre.

Metidas de pata podemos tener todos, pero asumir esas “metidas de pata” no cualquiera lo hace. Con metidas de pata no me refiero a los hijos matrimoniales, sino a todos los “errores” que cometemos a lo largo de la vida. Los abogados tendrían mucho menos trabajo si cada uno de nosotros asumiera las consecuencias de sus actos.

El padre es la figura que da contención y energía de acción. En una relación “normal”, la figura paternante es la que nos conecta con el mundo del “afuera”.

Recuerdo como mi papá llevaba a mis hermanas y a mí a jugar al parque, a conectarnos con la naturaleza, a casa de sus amigos y lo mas lindo era cuando me llevaba a su trabajo en Tribunales o a la Universidad donde era profesor.

Ese “sacarte” de la casa, hace que te puedas alejar de la mirada que tiene la mamá sobre la vida y poder verla con tus propios ojos.

La influencia del padre en la vida es muy poca, comparada con la influencia que ejerce la figura materna, pero, sin esa figura, todo lo que la mamá da, se diluye. Metafóricamente, el papá es la jarra y la mamá es el agua. Por mas agua que tenga, si hay un agujerito en la jarra, se va a ir diluyendo de a poco y no la vas a poder sostener.

La mamá y el papá hacen posible la vida, pero la mamá es la que nos alimenta, nos cobija y nos sostiene durante toda la gestación y en la mayoría de los casos, eso sigue ocurriendo después. Como bebé mamífero tu mamá lo es todo. En ella buscas amor, contención, calor, alimento, seguridad. Cuando eso no está, comienzas a generar “agujeros” emocionales que te van a ir marcando tu psiquis y como funcionarás en el futuro. Como ser humano que eres te adaptas a lo que tu mamá te ha podido dar, pero eso no significa que querías o necesitabas mas.

Esos agujeros emocionales aparecen nuevamente en momentos de mucho stress a lo largo de la vida, pero ahí, ya no es tu mamá quien los tiene que cubrir, sino la parte adulta que habita en ti. Cuando aparecen estas heridas es porque estás preparado/a energéticamente, físicamente y mentalmente para poder sostenerla, sino, no aparecen.

Lo que normalmente los humanos hacemos es una buscar una madre en otros, por ejemplo, en la pareja. Cuando esa pareja no te da “lo que necesitas”, sales a buscar otra, hasta que algún día te das cuenta, en el mejor de los casos, que tu mejor pareja eres tú. Y a partir de ahí, vas comenzar a relacionarte con el mundo desde otro lugar, ya no desde la necesidad, sino desde el amor y la felicidad.

Esos agujeros emocionales también pueden ser llenados con comida, bebidas, alcohol, drogas, zapatos, carteras, autos, viajes…y por todas las cosas que se te ocurren, pero por mas que quieras llenarlos con esas cosas, no lo logras, porque en realidad, la falta de amor y de atención de mamá se llena con amor y atención del adulto que eres al niño interno que habita en ti.

Cuando llega a mi consulta alguna persona que tiene santificada a su madre, me preocupo. Santificar a la madre y no poderla ver como un ser humano se debe a que la persona no ha podido desapegarse de la mirada que tiene la madre sobre la vida.

Tuve una consultante que vino a verme para sanar la relación con su padre. Me avisó previamente que para ella la relación con su padre era traumática. Comenzamos a conversar y en todo su relato no podía encontrar donde estaba el trauma en ese relación. Era un papá muy presente, amoroso, compañero, siempre preocupado por ella. Llegó un punto que tuve que ser mas directa y preguntar porque ella consideraba que esa relación era traumática, y la respuesta fue: “porque mi mamá me dice todo el tiempo que él nunca quiso que yo naciera”. El problema ahí no era el papá, que estaba mas que demostrado que la amaba y que sus últimos 38 años de vida los había dedicado a estar con su hija. El problema era el discurso de la mamá. Por mas demostración concreta de amor que había hecho su padre durante toda la vida (38 años), ella seguía con la idea y el sentimiento de que no era amada por él. Entre sus padres había una pésima relación y la mamá también sostenía en su discurso que todo lo que a ella le pasaba, o sea, su eterna infelicidad, era por culpa del padre. El día que mi consultante pueda ver realmente a su madre como una mujer incapaz de buscar su propia felicidad y sentada en la cómoda silla de la víctima, hará un gran cambio en su vida.

El problema radica en la lealtad que tenemos con nuestra mamá. Desde nuestra inocencia de niños queremos hacer feliz a esa mamá que elegimos. Pero eso es una tarea que ningún niño del mundo puede ser. Solo los adultos somos responsables de nuestra propia felicidad, y de nadie mas. Es por eso que los niños internos de muchos adultos buscan hacer felices a sus madres y no lo logran. También muchos están buscando la aprobación de esta mamá y si hacen algo diferente a lo que la mamá piensa o dice, la estamos traicionando.

El día que mi consultante se empodere y sienta que por sentir y saber que su padre la ama, no está traicionando a su madre, hará un salto evolutivo.

Una de las experiencias realizando este tipo de sesiones fue con una consultante que tenía una imagen totalmente contraria a la de la consultante anterior. Su madre estaba en el último lugar de la fila para ser santificada.

Comenzamos la sesión haciendo una meditación y al hablar de su madre y activar los potenciales, mi consultante comienza a llorar por un recuerdo que se le había venido a su mente. El recuerdo era de cuando ella tenía unos 10 años. Estaba estudiando en la cocina de la casa, una casa muy humilde, a la que recientemente se habían mudado porque sus padres estaban pasando por grandes problemas económicos; a esa cocina llega su mamá (la villana en todo el relato anterior en la sesión) coloca la mano sobre el hombre de mi consultante niña y le dice: “eres tan inteligente, a ti siempre te va a ir bien en la vida”. Con este discurso tan potente y empoderador de la madre de mi consultante, obviamente que hoy es una mujer que le va bien en la vida. Finalizadas las lágrimas le pregunté: ¿y…como te ha ido en la vida? …a lo que ella me respondió: “mejor de lo que siempre soñé”.

Todo lo que su madre no había dado por no tener o no poder o no querer dar, era lo que hacía que hoy mi consultante es la mujer inteligente, madre amorosa, esposa feliz y empresaria exitosa que es.

Para mi, las sesiones de Padre y Madre son el trabajo mas hermoso que puedo hacer en Freedom Healing.


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