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Dar y recibir en equilibrio

Foto del escritor: Silvina PáezSilvina Páez

Es una de las leyes mas importantes de comprender y poner en práctica. Esta ley es básicamente así: Los padres “dan”, los hijos “toman”. Entre pares (hermanos, pareja, amigos) es un “dar” y “tomar” en equilibrio.

Si tu das de más en una relación entre pares de lo que recibes, te transformas en el padre o la madre en esa relación, y limitas la posibilidad de crecer y evolucionar de la otra persona. Si a un hijo le das más de lo que tu hijo puede sostener lo estás limitando.

Cuando el alma de una persona siente que otra persona lo limita, necesariamente tiene que cortar la relación. Es por eso que te puedes encontrar con padres que se quejan de “todo lo que le han dado” a sus hijos y ellos son unos “mal agradecidos”. Es muy probable que en ese “dar” dieron de mas.

Dedícate a entregar valores y herramientas, para que el otro pueda resolver sus desafíos. No le regales auto o casa a un hijo que no tiene dinero para mantenerlos.

Y la vida es muy sabia: siempre nos da todo aquello para que podamos aprender. Cuando nos dedicamos a “dar de mas” suceden cosas para que dejemos de hacerlo.

Con María Elena nos conocemos hace muchos años. Ella fue una de las primeras personas que me habló de Kryon y me insistió en que fuera a las canalizaciones. Después de 7 años de no verla, me llamó para pedirme una hora de consulta. Cuando abrí la puerta era otra mujer. La mujer elegante y empoderada que había conocido, ya no estaba ahí.

Cuando nos conocimos, María Elena era una empresaria del mundo textil muy exitosa. Tenía un matrimonio de muchos años y 4 hijos producto de esa relación. Cuando nos conocimos era una mujer rica en búsqueda de su espiritualidad. En esos 7 años de no verla sucedieron muchas cosas en su vida: divorcio, quiebra y pérdida de la custodia de sus 2 hijos menores de edad.

Comenzamos el ciclo de 5 sesiones. Para la segunda sesión ya teníamos clara la idea de porqué estaba su vida “patas para arriba”, y esa sensación se fue haciendo cada vez mas clara a medida que teníamos nuestras reuniones: había “dado de mas” y la vida se encargó de sacarle todo para que aprendiera a dar y recibir en equilibrio.

María Elena es una mujer muy bondadosa y durante años se dedicó a financiar los proyectos y sueños de toda su familia. El padre de sus hijos es contador público y trabaja para una empresa en la cual gana un excelente salario, pero no tan alto como lo que ella generaba con su empresa. Así que ella se encargaba de pagar el colegio de sus hijos (que iban a uno de los colegios mas costosos de Santiago), había comprado una gran casa y se encargaba de cambiar los autos todos los años, el de ella, el de su esposo y luego los de los hijos mayores. Para los cumpleaños, aniversario de casados y Navidad hacía regalos muy especiales: viajes, relojes de lujo, motos y hasta un caballo de polo.

A su esposo el bolsillo no le daba para hacer los mismos regalos y por mas que se endeudara para hacerlo nunca lograba “equilibrar la balanza”. Un día este hombre, conoció a una mujer a la cual él sentía que le podía “dar algo” y a su vez ella también le daba en la misma proporción. En realidad encontró una “pareja” y dejó a la “mamá” que era María Elena. La relación con la “mamá” terminó en divorcio.

Los hijos de María Elena siempre tenían el último teléfono, el último Ipad, la última computadora, extensión de tarjetas de crédito para que tuvieran “mas libertad”, ropa y zapatos que no entraban en los armarios, tecnología rota y sin usar por todos lados, porque cuando se recibe algo que no se puede “sostener” se rompe, se pierde o se lo roban.

Estos chicos también tenían la libertad de viajar a donde se les ocurriera y los dos mayores tenían autos 0 km , para que “pobrecitos” tuvieran mas libertad de moverse porque ya estaban mayorcitos. Siempre tenían autos nuevos porque a María Elena le daba pena que usaran los autos viejos de la mamá, y para que no hubiera pelea entre hermanos cambiaba ambos autos todos los años.

Al momento del divorcio la mala de la película pasó a ser la mamá, “que nunca estaba en la casa y siempre trabajando”, y todos sus hijos se fueron a vivir con el padre. Los dos menores declararon ante un juez que la madre los “maltrataba psicológicamente”, y el juez le sacó la custodia.

Todo esto no tenía una explicación “coherente”. Parecía una maldición hecha por alguien, pero si la tiene a nivel energético o espiritual. En ese dar y dar sin poner límites, María Elena humillaba al alma de las personas a las que ella amaba. Ella era la “superwoman” que todo lo podía y los demás eran los “inútiles” que necesitaban de su mamá para poder sobrevivir. Para ellos poder aprender y evolucionar necesitaban liberarse de María Elena y valerse por ellos mismos.

Pero el tema no finalizaba ahí. Además de los conflictos con su esposo y sus hijos, María Elena también tenía conflictos con su madre. Su padre había fallecido hacía 15 años, y desde ese entonces ella “sostenía” a su mamá. Le compró un departamento, se encargaba de pagar todos los gastos, la mantención, la empleada y le depositaba unos dos mil dólares mensuales para que estuviera tranquila y no pasara limitaciones con su jubilación y la pensión que recibía por el esposo fallecido.

María Elena no era única hija pero sus dos hermanos no tenían los mismos recursos económicos que ella para sostener a la madre, que a todo esto, no era que fuera a vivir en la miseria, sino que para María Elena era mejor que viviera rodeada de lujos y no en una forma mas modesta. Sus hermanos, “que eran unos egoístas”, consideraban que su mamá podía vivir bien y tranquila con la pensión que tenía y en la casa en la que ellos habían vivido toda su vida.

En el “reparto” de afectos, la mamá de María Elena se quedó con el equipo del yerno y los nietos y “jugaba en contra” de su hija. ¿Explicación coherente? No hay muchas. ¿Explicación energética? Si. En esa actitud de “ayuda” a su madre y de darle “todo”, lo que hacía era “decirle” energéticamente que era pobre y que estaba mal vivir como vivía, y que ella era la “salvadora”. No creo que a nadie le guste que lo traten de pobre y/o inútil, entonces, el alma de su madre cortó esa humillación y se liberó poniéndose en el equipo “esposo e hijos”.

Y la historia sigue, en la empresa.

Para que una empresa funcione tiene que haber un “dar y recibir” en equilibrio. Si en una empresa los trabajadores sienten que “dan mucho” y el salario es poco, se genera malestar y eso lleva a huelgas, etc, etc. Pero también se generan problemas cuando la empresa “da de mas” para tener “felices” a sus empleados.

María Elena tenía una empresa con 48 empleados. Ella sentía que esos empleados eran como sus hijos, entonces, además de pagar el salario que correspondía, tenía un área de bienestar social que se encargaba de financiar diferentes aspectos de la vida de sus empleados: créditos para cambiar el auto, financiar viajes y también para arreglar la casa o el pie para solicitar créditos hipotecarios. Además, se financiaba la carrera universitaria de los empleados que tenían los salarios mas bajos. Socialmente, una maravilla, la empresa perfecta. Espiritualmente, un desastre. Lo ideal sería que los salarios que la empresa paga, cubra las necesidades de sus empleados. Si los tiene que cubrir por otro lado, algo no está funcionando.

Cuando ella a sus empleados les pagaba la Universidad de sus hijos les sacaba del lugar de “padres” y los estaba humillando.

Luego del divorcio, se descubrió que uno de sus empleados había hecho unos negocios y no resultaron. Estando al borde la quiebra, decidió vender su empresa y con el dinero de esa venta pudo pagar los finiquitos de sus empleados y las deudas. En menos de 5 años, María Elena se quedó sin familia, sin trabajo y sin dinero.

Cuando nos reencontramos estaba viviendo en un pequeño departamento alquilado y había conseguido trabajo en la empresa de una amiga. Ahí hacía las tareas administrativas y su salario “apenas” le alcanzaba para vivir, porque en su mapa mental el “vivir” actual era muy diferente al “vivir” del pasado.

Enfócate en dar lo que los demás pueden sostener. Ya sé que es algo que se contradice con las creencias culturales en donde se te enseñó que tienes que ser bondadoso. Pero si quieres que las personas que amas evolucionen, aprende a no dar “de mas”. Y como me dijo mi maestro Pedro Engel, “el alma sabe hasta dónde tiene que dar”. Si estás dando por lástima, ahí es donde estás dando desde la soberbia de creerte mejor que los demás.


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