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Leyes espirituales: la ley del menor esfuerzo


Freedom Healing es básicamente un sistema de espiritualidad práctica. El fin que se busca en el sistema es que vos puedas incorporar las leyes espirituales de este planeta a tu vida diaria, para hacerla mas fácil y que puedas realmente reencontrarte con el camino que te hace feliz.

Lo primero que tienes que hacer es conocer sobre las leyes espirituales que rigen en este Planeta.

Aunque no hay un orden, de la primera ley que te voy a contar, es la ley de “entregar” o también llamada del menor esfuerzo.

Si observás la naturaleza te vas a dar cuenta de que los árboles no hacen un esfuerzo por crecer, tener hojas, flores y dar frutos. Simplemente, fluyen con la Energía de la Vida y de la Naturaleza. Observa también como los diferentes elementos de la naturaleza se adaptan al medio ambiente…árboles que crecen sobre rocas, o que crecen torcidos por la influencia del viento.

Y también podés encontrar a los animales que desarrollan diferentes habilidades para adaptarse al medio ambiente: mas o menos pelaje, mas o menos musculatura, etc.

Los humanos en cambio, queremos que las cosas sucedan como a nosotros se nos ocurre y no como la Naturaleza de la Vida nos indica que hacer.

Cuando tengo un problema, y ya hice todo lo posible por solucionarlo y no lo logré, entonces lo entrego a la vida y dejo que actúe.

¿Y cómo hago para dejar que la vida resuelve mis problemas? ME OCUPO DE OTRA COSA.

Y en un acto psicomágico mental y energético visualizo que el problema que tengo se lo entregué a mis comités espirituales para que ellos lo resuelvan.

Otra cosa que hay que entender de la Naturaleza de la Vida en este Planeta es que vos, yo, todos las almas que estamos encarnadas, funcionamos como la naturaleza: tenemos días soleados hermosos y otros con unas tormentas que pareciera que se nos viene el cielo abajo.

No pretendas sentirte bien todo el tiempo, porque eso es anti-natura.

Tampoco podés estar mal todo el tiempo, porque eso ya indica que estás teniendo algún tipo de trastorno emocional o enfermedad, como una depresión.

Ni siquiera en los momentos de duelo se está mal todo el día. Observá en los velatorios, las personas no lloran todo el tiempo, lloran, se sonríen, conversan, vuelven a llorar. Porque así funciona el planeta y así es como funcionamos nosotros.

Si sos un ser humano normal y sano, necesariamente tenés días en los que te sentís creativo, amoroso, feliz, abundante y otros en los que te sentís que no servís para nada, que no querés hacer nada o en los que estás triste o rabioso y no sabés porque.

Lo interesante es que cuando te sentís mal (tengo días en los que digo que “no me aguanto ni yo”) es porque el alma te está indicando que hay algo en tu vida que hay que cambiar. Necesariamente se necesita un cambio. Cuando los bajones son bien grandes, bien grande es el cambio que se viene después.

Tuve una amiga que tenía depresión. Años sintiendo que no valía la pena vivir. Durante años le dije que lo que ella tenía que hacer era, además de tomar la medicación que le daba el psiquiatra, ir a terapia porque no iba a lograr sentirse bien siguiendo haciendo lo mismo todos los días. Imposible. El alma le pedía a gritos que hiciera cambios, que así no era feliz, pero ella insistía en seguir protestando contra el mundo, sobre todo con los hombres, que eran todos unos “desgraciados” y que no servían para nada. Hasta que un día en plena crisis existencial vino a verme para tomar un café y vió las cartas de Freedom Healing. Ella no las conocía ni tampoco creía “en esas cosas que hacés vos”. Le dije que si quería las podía usar. Solamente tenía que preguntar que carta necesitaba para ese momento de su vida. Y eligió la carta de la CONFIANZA. Le expliqué que lo único que tenía que hacer era decir una oración para trasmutar todo lo que estaba limitando la activación de ese potencial. Para mi sorpresa, hizo la oración y al rato se fue muy pensativa para su casa. Lo que hizo, fue el acto psicomágico de entregar a la Vida lo que no estaba pudiendo ver, sanar y resolver.

Como tres semanas después, me manda un mensaje para pedirme de juntarnos de nuevo. Pero esta vez, ella me quería invitar a tomar un café en una zona muy bonita de Santiago que se llama Vitacura. Ahí me junté con ella y me contó que estaba asistiendo a terapia porque después de estar conmigo y sacar esa carta, esa noche soñó que estaba con su mamá tomando una copa de vino en la terraza de la casa que tenía cuando era niña, y que su mamá le contaba lo que la terapeuta le había dicho con respecto a los problemas que tenía para relacionarse con los hombres.

Mi amiga estaba muy sorprendida, porque ella supone que su madre nunca había ido a terapia o que tuviera problemas con los hombres, pero el sueño fue tan real y tan hermoso ese compartir con su madre, que había fallecido hacía 15 días, que decidió pedir un cita con una terapeuta que yo le había recomendado hacía años.

Estaba feliz. No podía creer como conversar con alguien que no la estuviera juzgando fuera tan liberador.

Uno de los primeros cambios que hizo mi amiga fue ponerse a trabajar. Vivía de la rentas de unos departamentos que había heredado, pero se dio cuenta que hacer nada en todo el día no le hacía bien. Empezó a trabajar en turismo vendiendo viajes en cruceros. Se entusiasmó y también comenzó a viajar.

Dos años después, era una mujer renovada. Ya no protestaba contra el mundo ni contra los hombres. Y aunque no tenía pareja, por lo menos se estaba abriendo a tener invitaciones de hombres a cenar.


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