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Leyes espirituales: La ley de la Gratitud


Hace unos años tuve un novio turco. Al poco tiempo de comenzar a salir vino a Chile con su mamá para que nos conociéramos.

Serpil, así se llama, no habla nada de inglés ni español, solo turco, y su hijo lo único que le enseñó a decir fue “thanks you very much” (muchas gracias). Y cómo lo único que sabía decir que le pudiéramos entender era eso, a todo lo que le decíamos o comentábamos ella nos respondía: “thanks you very much”. Todos los que conocimos a Serpil durante ese viaje la amamos. Una energía divina, un amor de mujer.

Y eso es lo que genera la gratitud, activa luz donde hay oscuridad.

La gratitud activa la luz interna de cada uno de nosotros. También nos permite ver la mitad del vaso lleno y no la mitad vacía.

Para que quede mas claro, recordá algún momento de esta semana en donde te cruzaste con alguien que no dio las gracias por un favor que le hiciste. Algo tan simple como abrir una puerta. Uno se queda con la sensación de que el otro es un maleducado. Por lo menos a mí, me genera mucho rechazo las personas que no son capaces de dar las gracias. Y me parecen super buena onda las personas que por cosas simples lo hacen.

Días previos a la muerte de mi prima Magalí, en Julio de 2014, con mi tía Dana, mis hermanas, mi mamá y resto de la familia sentíamos que estábamos viviendo una pesadilla. Sentíamos que estábamos metidos en una película de terror, donde veíamos sufrir a Magalí con su cáncer terminal de mama. La noche que murió, dí las gracias a Dios por permitir que ya dejara de sufrir y que pudiera descansar, que la pesadilla había terminado.

Todos los que la vimos sufrir estábamos agradecidos a Dios por haber permitido que su sufrimiento fuera corto. A partir de ahí comenzamos a ver todo lo luminoso y potente que Magalí estaba generando con su muerte: el reencuentro entre primos, familiares que no veía hacía años, muchas personas a las que no veía desde mi niñez y que era muy difícil que viera porque no vivo en Bahía Blanca (Argentina), donde nací, donde compartí la infancia y la adolescencia con mi prima y donde ella vivió toda su vida.

Se generaron momentos muy especiales, que si no hubiera sido por el acto de agradecer la finalización del sufrimiento no hubieran ocurrido.

Si nos hubiéramos quedado con la rabia y el odio hacia la vida por “llevarse” a alguien tan joven, no hubiéramos podido vivir esa experiencia.

Es por eso que no se trata solo de agradecer cuando te pasa algo lindo y te sentís feliz. Ahí, aunque parezca fácil, normalmente te olvidás.

Pero agradecer en los peores momentos es donde la gratitud te va a traer mas luz.

Hacé una lista ahora de todas las cosas y eventos que consideres que son negativas en tu vida, y con toda la fuerza de tu corazón, agradecé tenerlas en tu vida y pedile a tu Sabiduría Interior que llene de luz esa situación para que vos puedas ver que tenés que aprender de ahí.

Y dejá que la vida te muestre el arco iris en la tormenta que estás viviendo.

También podés hacer una lista de todo lo hermoso que hay en tu vida, que te llena el alma y te hace feliz, para reconocer que sos una persona abundante y poder seguir atrayendo mas de eso a tu vida.


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